Recientemente he colaborado en una serie de videos de youtube en el canal Comunidad Agile. Una de las píldoras trata sobre una pregunta recurrente que suele hacer la gente con respecto a SCRUM y el trabajo en remoto. He creído que sería interesante hablar un poco sobre el tema aquí.
Pregunta
Uno de los principios del manifiesto ágil dice que “El método más eficiente y efectivo de comunicar información al equipo de desarrollo y entre sus miembros es la conversación cara a cara”.
¿Quiere esto decir que no es una buena práctica tener las reuniones por videoconferencia?
Respuesta
Para ser sinceros parte de la comunidad ágil es escéptica con la concepción de equipo en remoto. La literatura al respecto acusa importantes defectos como falta de emociones, desmotivación, feedback disminuido y falta de cohesión entre otras cosas. Además, algunos roles como el de SCRUM Master se complican debido a la necesidad de contacto frecuente con los miembros del equipo.
Hay frameworks como SAFE que establecen commo mínimo una ceremonia periódica en la que deben encontrarse todos los miembros del equipo de forma presencial. Si bien esto es muy positivo, es fácil adivinar la magnitud del coste económico si estamos hablando de varios equipos de distintos países.
Con respecto al principio del manifiesto ágil "...conversación cara a cara" hay que entender el contexto en el que se realizó dicho manifiesto ya que por aquel entonces las comunicaciones por internet y la madurez de las aplicaciones colaborativas no tenía nada que ver con las actuales.
La realidad nos impone resolver el problema en nuestros enfoques ágiles (un ejemplo muy claro es la reciente crisis del covid-19). Por eso, aunque siempre es recomendable el contacto cercano, necesitamos disponer de las herramientas y cultura necesarias para poder trabajar en remoto minimizando los problemas derivados de la deslocalización extrema. Existen iniciativas específicas para mejorar esas contrapartidas que menionábamos al principio, como por ejemplo:
Uso de videoconferencia con pizarra compartida.
Preocuparse más que nunca por la transparencia del equipo y la autonomía del individuo.
Mejor utilización de herramientas colaborativas ( sin olvidar el "interacciones y personas sobre herramientas y procesos").
Preocuparse de establecer momentos para hablar de otras cosas (“¿qué tal nos ha ido el fin de semana?, ¿cómo están los miembros del equipo?).
Especial importancia de las retrospectivas y de dedicar algo del tiempo en el coponente emocional de las personas que forman el equipo.
Establecer “pausas de café” virtuales.
Poner en práctica dinámicas de medida y mejora de la felicidad del equipo, formularios de satisfacción, feedback ágil.
Conclusión: El agilismo trata de adaptarse a entornos cambiantes ¿por qué no iba a poder adaptarse al trabajo remoto?. Cuando se publicó el manifiesto ágil las aplicaciones colaborativas y tecnología de streaming no estaban tan desarrolladas y, si bien es recomendable fomentar contactos en persona no siempre esto es posible y el propio mindset ágil debe adaptarse a esa realidad optimizando el uso de las herramientas y enfocándose en los puntos débiles para mitigarlos con otras dinámicas dirigidas.
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